3- Real Zaragoza

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Agapito Iglesias en una conferencia del Real Zaragoza / Agencias

La historia del Zaragoza es la historia de un club que siempre ha rozado la gloria. Cuenta con varios títulos muy importantes en sus vitrinas como una Recopa de Europa con aquel famoso gol de Nayim, varias copas del Rey o una Supercopa de España. No obstante, son los sub-campeonatos los que más engordan el bonito palmares de un equipo mítico de la Liga BBVA o liga española, como prefieran definir al fútbol español.

El Zaragoza siempre ha sido uno de los clásicos de la Primera División del fútbol español. Siempre ha contado con numerosos aficionados por todo el mundo que han llevado al Zaragoza en volandas por donde jugase. Era de esos equipos que “caía” simpático a la mayoría de aficiones y que siempre tuvo el apoyo de la mayoría de españoles en mayor o menor medida. Ha sido un club caracterizado por buenas inversiones deportivas y extradeportivas que permitían una segura viabilidad del proyecto aragonés.

La gloria del Zaragoza se forjó prácticamente desde su fundación, pese a tener que superar ascensos y descensos y luchar contra grandes jugadores y los ya conocidos grandes equipos como el Real Madrid, Barcelona, Atlético, Valencia o Athletic de Bilbao. El gran problema del Zaragoza llegó en el año 2006 cuando Agapito Iglesias se convirtió en el máximo accionista del Real Zaragoza. Agapito intentó, a golpe de talonario, convertir al Zaragoza en uno de los equipos punteros de la Liga BBVA. No obstante, este “golpe de talonario” no salió como él quería y finalmente el club pasó por la Segunda División en el año 2008.

Finalmente, en 2012 el club bajó a segunda división y ahí comenzó el declive de un grande. El Zaragoza comenzó a verse inmerso en un caos institucional y económico. Agapito era el gran culpable de la inmensa deuda del Zaragoza. Un club que veía que tenía una inmensa deuda a la cual no podía hacer frente y mucho menos en Segunda División. Las imputaciones por corrupción a Agapito le terminaron obligando a vender sus acciones a una serie de empresarios aragoneses y a un inversor inglés.

El club, al borde de la desaparición, consiguió un día antes de una decisiva reunión con Hacienda que hubiese derivado en la desaparición del club, vender el 72% de las acciones del club a la Fundación Zaragoza, además de cederle el otro 18% afirmando ser propiedad a los socios del club. Así, el club consiguió evitar la desaparición, pese a que hoy en día se ve inmenso en una gran deuda económica y en algo peor aún, el Infierno de Segunda.