CBRE vende Mestalla

El club confía en CBRE para cerrar la venta y exige al comprador asumir la demolición del histórico recinto

El Valencia CF ha reactivado la operación más simbólica y controvertida de su historia reciente: la venta de las parcelas donde se levanta Mestalla. El precio fijado asciende a 150 millones de euros, una cifra respaldada por informes de tasación que sitúan el valor de mercado entre 149 y 160 millones. Para gestionar la operación, el club ha confiado en la consultora internacional CBRE, con el objetivo de atraer a inversores capaces de transformar un solar cargado de memoria en motor financiero de futuro.

No se trata solo de una transacción inmobiliaria, sino del intento de convertir un templo del fútbol en una pieza estratégica para desbloquear el eterno atasco del nuevo estadio. La paradoja es evidente: lo que ayer fue emblema de orgullo y resistencia popular hoy se presenta en subasta como activo urbanístico de primer nivel.

Entre fantasmas del pasado y un horizonte más despejado

La venta de Mestalla lleva más de una década en el aire. La crisis inmobiliaria de 2008 arrasó los primeros intentos, y después llegaron los bloqueos derivados de la ATE y las trabas urbanísticas. Entre promesas incumplidas, los aficionados aprendieron a convivir con un proyecto fantasma, viendo cómo las gradas que vibraron durante generaciones se convertían en un solar atrapado en el tiempo.

Ahora, el clima urbanístico de València parece más propicio. El mercado se muestra receptivo y los tasadores avalan la cifra fijada. La duda, sin embargo, sigue flotando: ¿será esta vez el momento definitivo para que el balón cruce la línea de gol?

Una venta con condiciones y un futuro en juego

El Valencia no solo busca un comprador solvente, también exige que el nuevo propietario asuma los costes de demolición del estadio, estimados en más de 10 millones de euros. Derribar Mestalla no será un simple trámite técnico, sino un gesto cargado de simbolismo: arrancar de raíz un icono de la ciudad para dar paso a un desarrollo urbanístico de futuro.

Nou Mestalla

Para el club, la operación representa la llave para oxigenar unas arcas necesitadas y reactivar proyectos paralizados. Para València, la oportunidad de transformar un espacio mítico en motor de modernidad. El desenlace dependerá, como tantas veces en la historia valencianista, del apetito y confianza de los inversores.