El equipo de Arne Slot ha perdido seis de los últimos siete partidos pese a una inversión millonaria en jugadores como Isak, Wirtz y Ekitike
El desplome es evidente y la preocupación crece en Anfield. El Liverpool arrancó la temporada con buenas sensaciones en Premier y Champions, pero la caída ha sido abrupta. La derrota 0-3 ante el Crystal Palace, con gol y asistencia de Yeremy Pino, terminó por encender todas las alarmas.
Una inversión récord sin resultados deportivos
El club gastó 483 millones de euros para reforzar el ataque y la construcción de juego, incorporando a Isak, Wirtz, Ekitike y el guardameta Mamardashvili. Ninguno ha logrado asentarse en la dinámica del equipo y el rendimiento ofensivo se ha desplomado. Incluso Mohamed Salah ha perdido protagonismo y llegó a ser suplente en algunos encuentros.
La eliminación de la Copa de la Liga llegó acompañada de otra imagen pobre. Un doblete de Ismaila Sarr y un gol de Yeremy Pino sentenciaron a un Liverpool sin reacción. El Palace aprovechó debilidades defensivas y completó una victoria histórica en Anfield.

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La agonía se prolonga y llegan partidos decisivos
La racha se arrastra desde septiembre. El Liverpool solo ganó uno de los últimos siete encuentros, ante el Eintracht de Fráncfort en Europa, y ha caído contra rivales como Galatasaray, Chelsea, Manchester United, Brentford y el propio Palace, que fue el primero en golpear esta mala dinámica. Ni las rotaciones de Slot en la Copa con jugadores como Rio Ngumoha, Kieran Morrison, Trey Nyoni, Wataru Endo, Calvin Ramsay o Federico Chiesa como referencia ofensiva sirvieron de remedio.
El equipo también sufrió la expulsión de Amara Nallo en los minutos finales, complicando aún más el cierre del partido. Ahora, el Liverpool recibirá al Aston Villa en Premier con la obligación de ganar para recuperar confianza. La situación se vuelve crítica con el Real Madrid en el horizonte de Champions y una visita al Manchester City a la vuelta de la esquina.



