Un concurso de 150 millones quedó desierto y el club negocia ahora directamente con constructoras
Las obras del nuevo estadio del Real Betis han sufrido un giro inesperado: la licitación principal, valorada en unos 150 millones, quedó desierta al no presentarse ninguna oferta que cumpliera con los requisitos técnicos y económicos. Con la demolición del Benito Villamarín ya en marcha, el club ha tenido que activar un plan alternativo para no frenar el proyecto.
Negociaciones directas, tres fases y más tiempo en La Cartuja
La directiva verdiblanca negocia ahora directamente con dos o tres constructoras para ajustar costes, plazos y condiciones. El objetivo es iniciar la fase de excavación y contención en el primer trimestre de 2026 y dividir la obra completa en tres fases para facilitar su ejecución.
El problema es el calendario: el Real Betis esperaba jugar dos temporadas en La Cartuja, pero ya se asume que podrían ser al menos tres. Ese retraso afectaría a la previsión económica del club, que contaba con más de 20 millones anuales en ingresos derivados del nuevo recinto.

Falta de mano de obra, materiales caros y un reto de tiempos
La situación del sector tampoco ayuda: faltan trabajadores cualificados y el coste de los materiales sigue alto, lo que dificulta acuerdos rápidos y estables. Aun así, desde la entidad y desde fuentes de la industria se insiste en que este tipo de negociaciones colaborativas son habituales en grandes obras.
El reto es cerrar cuanto antes el contrato de construcción para mantener el calendario y devolver al Betis a su nuevo estadio sin mayores sobresaltos.




