La Juez Alaya procesa a Lopera por la descapitalización del Betis

2014050918274990818

Tras la larga y dura temporada que ha tenido el Real Betis, con el descenso ya matemático a segunda, hace unas semanas se rumoreaba por la capital hispalense que Manuel Ruiz de Lopera había solicitado recuperar la presidencia y volver a dirigir al equipo blanquiverde para hacerlo regresar a primera división.

“El pasado 3 de mayo, Ruiz de Lopera pidió a Mercedes Alaya que le devolviera el control de sus acciones mayoritarias en el Real Betis como una forma de frenar el “caos” y el “récord de registros negativos” en que está sumido el club.” (Extracto de EL MUNDO).

No obstante, el juzgado de Instrucción número seis de Sevilla, comandado por la juez Alaya, ha procesado a Lopera, y a las restantes siete personas imputadas en torno a la anterior gestión del club, entre ellas Luis Oliver, Ángel Guillermo Martín y Francisco Javier Páez, por la “descapitalización” de la entidad en beneficio de las sociedades controladas por el propio Lopera.

Por si alguno anda despistado o, directamente, lo desconocía: Ruiz de Lopera está imputado por presunto delito societario en el que, según los peritos judiciales, causó al club en las temporadas 1999 a 2008 un perjuicio económico de 17 millones de euros y entre los años 1993 y 1998 de otros 12,4 millones de euros. El auto de la juez cita a todos los procesados para el próximo 28 de mayo para su notificación, aunque contra el procesamiento cabe recurso de reforma en un plazo de tres días y de cinco en el caso de la apelación.

Según nos informa El Confidencial, a Lopera le requiere una fianza de 33 millones (anteriormente fueron 25 millones) y le acusa de llevar a cabo un “plan preconcebido” desde que fue vicepresidente económico del club, que diseñó “en perjuicio de la sociedad y en su propio beneficio”. Alaya señala que parece que es el Betis el que garantizaría la supervivencia de Tegasa (empresa de Lopera) y que se falsearon las cuentas de la compañía para falsear los beneficios reales que obtenía del club y ocultar así a los accionistas el resultado del contrato. Ha cuantificado el “beneficio final y el correlativo perjuicio para el Real Betis” en esas catorce temporadas en “la imponente suma” de 24,91 millones de euros. La juez establece, pues, que Lopera “falseó intencionadamente las cuentas de Tegasa contabilizando determinados gastos y pérdidas ficticias”.

En la edición digital del Diario de Sevilla del 10 de Mayo hacen un resumen de este complejo entramado:

En este prolijo auto, explica la juez que en 1992 Farusa, administrada por Ana María Ruiz, y participada en un 96% por Incecosa, cuyo administrador único era Lopera, se hizo cargo del préstamo de 308,7 millones de pesetas suscrito meses antes por el club con la consiguiente adquisición de acciones y la imposición de Farusa de ostentar “los derechos políticos de unas acciones que no había desembolsado”, aunque no habría cumplido sus compromisos en materia financiera, ya que a finales de 1994, “el desfase entre lo abonado por el Betis y lo cobrado” de Farusa superaba los 66,6 millones de pesetas.

Farusa, según Alaya, se hizo con la mayoría absoluta del capital social del club, en concreto 55.350 acciones en 1992, si bien 30.869 de ellas “no se habían adquirido” en aquellas fechas y 20.662 “no se abonarían nunca”. En una “segunda fase” de la operación, según la juez, Lopera contaba ya con el “poder absoluto” del club e introdujo a Tegasa, a la que controlaba a través de la propia Farusa y otras sociedades para “gestionar de manera personalísima los recursos de la actividad deportiva del club a través de diversos contratos de arrendamiento de servicio”, contando para ello con María Mercedes Ferraro de Mora y María Teresa González como “testaferros” en la última etapa.

Tales cesiones, a juicio de Alaya, “constituyen claramente una disminución del patrimonio del Real Betis”. Tegasa, además y “sin justificación lógico económica alguna, participaba gratuitamente en el 10% en la indemnización que correspondiera por el ejercicio de la cláusula de rescisión por parte de los jugadores”, cosechando por ejemplo 200 millones de pesetas de la indemnización derivada de la rescisión de Roberto Ríos en la 97-98. Así, la juez apunta diversas operaciones para exponer “los recursos ilícitamente obtenidos por Tegasa durante seis temporadas”, calculando en 15.701.180 euros “el perjuicio total irrogado al Betis por  Tegasa”. 

Esta sociedad sería relevada por Encadesa, en la que Guillermo Molina ostentaba también la administración, y que “seguiría gestionando desde la temporada 99-00 privadamente los recursos de la actividad deportiva del club”, incluyendo “la totalidad de los ingresos”, siempre con la “aquiescencia” de Ángel Martín. Alaya cuantifica el “beneficio final y el correlativo perjuicio para el Real Betis” en esas catorce temporadas en “la imponente suma” de 24,91 millones de euros.

El-ex-maximo-accionista-del-Re_54397487468_54028874188_960_639

¿Qué significa “descapitalización”?

Con lo que has leído hasta ahora es posible que no te hayas enterado de absolutamente nada, y entre tanto galimatías de entramados y números millonarios, hayas podido perderte en la noticia.

Por ello, os voy a explicar brevemente qué significa esta situación económica.

Descapitalizar: Disminuir el valor del capital de una empresa o de los activos que posee. Se produce cuando las pérdidas aumentan de manera continua, permaneciendo constante el capital social, de forma que el valor de las deudas llegará a ser superior al valor de los activos de la empresa y se alcanzará una situación de quiebra.

Una empresa se descapitaliza cuando se reduce su capital social, si no existe un control puede llegar un momento en el que su neto patrimonial se vuelve negativo (el valor de las deudas supera el valor de los activos) y la empresa puede llegar al estado de quiebra técnica. Un ejemplo podría ser el reparto de dividendos de los beneficios obtenidos de una empresa.

En ocasiones el descenso de los recursos propios de una empresa se produce por factores propios de la dinámica del mercado que, por circunstancias que pueden ir desde la mala gestión a la pérdida de competitividad, hace que su solución al problema del cliente no sea apropiada en un producto-mercado determinado y vea cómo sus ventas se reducen, pierde cuota de mercado, merma su rentabilidad y finalmente la capacidad de hacer frente a sus compromisos.

Ahora bien, ¿qué responsabilidades tiene la gerencia, el comité ejecutivo, los consejeros delegados en esto? La descapitalización es fruto del devenir de los acontecimientos, de la toma equivocada de decisiones, de la falta de planes de futuro, de ausencia de inversiones, de la falta de capital para acometerlas…

Hay empresarios que crean una nueva empresa para transvasar el flujo del negocio de la vieja empresa a la nueva, presentar una cuenta de resultados que dé cobertura a la tramitación de un ERE y minimizar, de este modo, el impacto de los despidos en sus arcas. Para pagar menos a Hacienda en otros casos. Estos “empresarios” han ido repartiendo beneficios y engrosando su patrimonio personal o el de sus testaferros dejando a las empresas vacías de recursos económicos.

Demasiadas coincidencias con el caso de Lopera y Betis, ¿no creéis?