El Rangers pasa a formar parte del emporio del Leeds United
El fútbol moderno, que a veces se parece más a un tablero de inversiones que a una cancha de césped, acaba de sumar una nueva jugada maestra en su expansión empresarial: los 49ers Enterprises, propietarios del Leeds United, han adquirido el 51 % del Rangers de Glasgow, una operación que no solo consolida su estrategia de multipropiedad, sino que resucita a un gigante escocés en apuros.
Con esta maniobra, el Rangers —uno de los clubes más laureados de Europa pero también uno de los más golpeados por la inestabilidad financiera— pasa a formar parte del entramado futbolístico del consorcio estadounidense. Y lo hace acompañado de una promesa que no es poca cosa: una inversión de 27 millones de libras esterlinas destinada a inyectar vida en unas arcas secas y reconectar al club con sus ambiciones deportivas históricas.
Dinero americano para un gigante herido
En una paradoja que roza lo literario, el club que se vanagloria de su legado celta y sus batallas centenarias contra el Celtic, será ahora dirigido desde San Francisco. Porque los 49ers Enterprises, además de su participación en la NFL, tienen claro que el fútbol europeo es una mina sin explotar… siempre que se sepa excavar con precisión quirúrgica. Su apuesta por el Leeds United, aunque accidentada en lo deportivo, ha dejado claro su compromiso a largo plazo.
El Rangers, por su parte, no solo obtiene financiación, sino también acceso a una red de gestión global, estructura comercial moderna y sinergias con un club inglés que, si logra estabilizarse en el Championship o regresar a la Premier, podría convertirse en socio estratégico a nivel de traspasos, formación y marketing.
La llegada de los 49ers también abre una pregunta inevitable: ¿cómo cambiará la identidad futbolística de un club tan arraigado en la tradición local como el Rangers, cuando sus decisiones empiecen a tomarse con visión global y lógica corporativa? ¿Puede un club que construyó su gloria sobre rivalidades incendiarias y tribalismos históricos adaptarse a un modelo de gestión transatlántico?
Quizás el dinero sí compre títulos. Pero lo que seguro no compra es la mística de Ibrox. Habrá que ver si los nuevos dueños saben la diferencia.