Urdangarín se ofreció para ser responsable de los fichajes del Real Madrid

El libro que Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta acaban de publicar, ‘Urdangarin, un conseguidor en la corte del Rey Juan Carlos’, es una bomba de relojería en el que se cuentan las tretas del yerno del Rey para hacerse con grandes cantidades de dinero.

Una de ellas fue tratar de hacerse el responsable de fichajes del Real Madrid. Visto que sus negocios en Baleares iban viento en popa, y que el mundo del deporte les estaba ofreciendo pingües ingresos, Urdangarin solicitó, en la primavera de 2004, una entrevista con Jorge Valdano. Cuentan Indan y Urreiztieta en su libro que “el campeón del mundo de fútbol tuvo que echar mano de sus más profundas dotes de gentleman para no mandar a esparragar a Iñaki Urdangarin cuando le visitó en las oficianes del Santiago Bernabéu.

Así, Iñaki le propuso “un tema que se nos ha ocurrido a mi socio, Diego Torres, y a mí. Queríamos proponerte encargarnos de los fichajes del Real Madrid”. Y se lo dijo a un hombre “que no salía de su asombro, que alucinaba, que estaba literalmente estupefacto“. La osadía de Urdangarin y Torres aún se comenta como chascarrillo en el club, según el libro, que recuerda los inconvenientes que veía Valdano para el ‘fichaje’ de los cerebros de Nóos, entre otros, que no eran agentes FIFA.

Pero el libro relata otros episodios sorprendentes, como el hecho de que Urdangarin le pidiera ayuda al Príncipe para pagar la hipoteca del palacete de Pedralbes, en Barcelona, que ascendía a 20.000 euros al mes, a lo que Don Felipe le espetó un “aquí cada uno se paga su casa”; o que la tarjeta de crédito del Instituto Nóos sirviera para pagar el anillo de pedida de Letizia, según contó Diego Torres.

Y es que al parecer, Don Felipe le pidió a su hermana la infanta Cristina que le fuera a recoger el anillo de pedida a la Joyería Suárez de Barcelona, pero ella delegó en su marido el encargo al estar en cama con fiebre. Cuando el Príncipe intentó pagar la sortija, Urdangarin le dijo que no se preocupara, que corría de su cuenta.