El Mundial de Fútbol Brasil 2014 parece encontrarse marcado por temas extradeportivos. Más allá de las características de un evento de esta magnitud e importancia, las protestas generalizadas llevadas a cabo por los manifestantes brasileños se han llevado gran parte de los titulares: el 60% de la población de Brasil considera que es un error celebrar el mundial, y el 72% no está satisfecho con las medidas y rumbo del país a nivel socioeconómico.
Resulta importante preguntarse, ¿Por qué existen estas protestas? Buscando responder, aquí se presentan algunos índices y termómetros: aumentos de pronósticos inflacionarios (de 5.6% a 6.1%), desaceleración de inversiones resultantes en disminución en 0.3% del ritmo de crecimiento del país a 2%, aumento de las tasas de interés, histórico déficit en balanza comercial en el primer trimestre de 2014 de 4.040 millones de dólares; por solo explicitar algunos.
Además, Standard & Poor’s redujo el crédito soberano en Brasil y lo ubicó cerca del territorio especulativo, en gran parte debido al débil crecimiento y la alta inflación.
A pesar de los beneficios esperados de un evento como este, la inversión de Brasil para llevar a cabo el Mundial se encuentra alrededor de los 9.3k millones de euros (gran parte con dinero público), y la organización estima tan solo ingresos de 4.6k millones de euros; donde preocupa además que el aumento de la liquidez ampliada por dinero turístico sea un detonante directo inflacionario, afectando aún más el país.
Las protestas seguirán, y una de las formas en las que han causado mayores impactos han sido los murales. Aquí se presentan algunos:
