La FIFA parece especialista en elegir países con multitud de problemas financieros para albergar un Mundial de fútbol. Este año, lo hemos vivido con Brasil. Un país azotado duramente por la crisis económica en la que nos vemos inmersos además de graves escándalos de corrupción política. Muchas fueron las protestas de los habitantes brasileños nada más conocerse que su país era el elegido para albergar la gran cita del fútbol mundial.
Pues bien, parece que la FIFA sigue queriendo explotar a los países en este sentido. La organización de un Mundial de fútbol es un gasto desorbitado debido a la construcción de nuevos estadios y/o infraestructuras que suponen varios miles de millones de euros. Algunos países, en circunstancias como las de hoy día, no pueden hacer frente a estos numerosos gastos y esto lo vimos en el Mundial de Brasil cuando pocos días antes del inicio de la competición aún había estadios sin terminar.
Rusia es un país fantástico para albergar un Mundial en verano. Buen clima, buenas personas y ciudades muy bonitas, pero no está bien económicamente como para hacer frente a ese gasto desorbitado. La población no termina de entender que su gobierno pueda permitir que haya familias pasando hambre y que por contra se gasten millones de euros en un acontecimiento deportivo. Que sí, que dará dinero a Rusia por las subvenciones de la FIFA, los visitantes de las distintas selecciones o la explotación de hoteles tanto por aficionados como por selecciones. Pero no deja de ser una circunstancia algo particular y difícil de entender.
El propio ministro de economía ruso, Vitaly Mutko, afirmó en el día de ayer que Rusia tendrá un déficit presupuestario en 2015 y que “el comité organizador del Mundial de 2018 está inmerso en la búsqueda de apoyo de fuentes independientes. Los costos de construcción de las estructuras no cambiarán por el momento, sin embargo, los precios de mercado podrían dar lugar a cambios en esta dirección“, dejando en el aire la verdadera situación de Rusia y del Mundial 2018. Veremos si Rusia puede hacer frente a esta circunstancia, sin olvidar que distintos temas afectan a la situación económica y monetaria del país ruso como son la guerra de Crimea y las sanciones impuestas a Rusia por los EE.UU y la Unión Europea.