En el mundo del marketing nada se deja al azar y el que piense lo contrario es un ingenuo. En la batalla de las marcas deportivas por aparecer en todos los ámbitos de la sociedad a veces se cruzan líneas un tanto cuestionables. Como último ejemplo nos sirve la presentación del hijo de Iker Casillas, que se hizo a través de las redes sociales, al igual que han hecho otros deportistas antes (su compañero Xabi Alonso hace unos meses o Piqué antes), con el objetivo de evitar la persecución de la prensa rosa reventando una exclusiva.
El caso es que en la imagen no pasa desapercibido el polo Adidas que viste el guardameta. Casillas es el gran icono de la firma alemana después de Lionel Messi, por lo que introducir el logotipo en una foto que llegará a millones de personas es una campaña de publicidad asombrosamente barata y efectiva. Todo normal, aunque éticamente cuestionable y, sobre todo, peligroso para la compañía, que podía meterse en problemas.
Sirve como ejemplo lo que ocurrió con el nacimiento del hijo de Piqué hace exactamente un año. Entonces el catalán colgó una foto del bebé con botines de Nike y twitter amenazó con denunciar a compañía y futbolista por publicidad encubierta, hasta el punto de que la cuenta fue momentaneamente suspendida y la foto eliminada. Y es que no todo vale en publicidad, y menos si hay niños de por medio.