Cuando Leo Messi ganó su cuarto Balón de Oro hace exactamente un año, las imágenes de Cristiano Ronaldo aplaudiendo con gesto despectivo y realizando muecas desagradables dieron la vuelta al mundo. El portugués venía de protagonizar otro ‘show’ parecido con el premio al mejor jugador de Europa y su imagen entre los aficionados del fútbol tocó fondo. En la memoria de la mayoría aún coleaba aquello de que el mundo le tenía envidia por ser “guapo, rico y bueno”. Fue entonces cuando sus asesores lo vieron claro: o cambiaba radicalmente o no volvería a ganar.
Gestifute, la empresa de Jorge Mendes, se puso manos a la obra con un único fin: que Ronaldo recuperara la cercanía con los aficionados, que se ganara al público. Para ello, diseñaron una estrategia a través de las redes sociales que ya habían llevado a la práctica con otros futbolistas representados. A través de twitter y Facebook, Ronaldo comenzó a interactuar con más asiduidad y a lanzar mensajes en los que se impulsaba su lado humano. El resultado fue evidente desde el primer día y al finalizar el 2013 contaba con casi 100 millones de seguidores en todas su redes.
También su actitud cambió fuera del campo. Más sonriente de lo habitual, menos protestón y con bastantes menos ataques en caliente. De decir que “estaba triste” pasó a liderar el equipo y ni siquiera la acción de Blatter le hizo perder la compostura. Su apretón de manos con el Presidente de la FIFA demuestra que Gestifute ha hecho bien su trabajo. Ronaldo está mucho mejor valorado que hace un año y cuenta con un Balón de Oro más. Eso sí, Leo Messi volvió a demostrar en la gala que en esto de la imagen no tiene rival.