El gobierno de España puede suspender todas las funciones delegadas a la RFEF

Cuando hablamos del fútbol en España, es inevitable mencionar a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Más que un ente administrativo, la RFEF es la columna vertebral que coordina, supervisa y promueve el deporte rey en el país. Pero, ¿cuál es la relación exacta entre este organismo y el Estado español? La respuesta está en sus estatutos.

La autonomía de la RFEF: Un mito desmentido

A simple vista, uno podría pensar que la RFEF opera de manera completamente autónoma. Sin embargo, una lectura detenida de sus estatutos nos muestra una realidad diferente. Según el artículo 6 de los mencionados estatutos, muchas de las funciones que desempeña la Federación se realizan POR DELEGACIÓN DEL ESTADO.

Esta particularidad no es un simple tecnicismo. Denota una relación de confianza, pero también de supervisión, entre la RFEF y el Estado español. Es una garantía de que, aunque la Federación tiene un margen de maniobra, no opera en un vacío legal o administrativo.

Funciones delegadas: Una responsabilidad compartida

No todas las funciones de la RFEF son ejercidas por delegación. Pero aquellas que sí lo son, tienen un componente de relevancia pública. Estas funciones pueden incluir desde la organización de competencias oficiales hasta la promoción del deporte en sectores menos representados.

El Estado, al delegar estas funciones, reconoce la expertise y capacidad de la RFEF para llevarlas a cabo. Sin embargo, esta delegación no es un cheque en blanco. Viene acompañada de un compromiso de actuar en pro del bienestar deportivo y social de España.

La sombra de la gestora: Un recurso estatal

Una de las ramificaciones más significativas de este sistema de delegación es la capacidad del Estado para intervenir en caso de que la RFEF no cumpla adecuadamente con sus funciones. Si bien no es una medida común ni deseada, el Estado tiene el poder de suspender todas esas atribuciones delegadas y transferirlas a una gestora.

Dicha gestora, en teoría, tomaría el control temporalmente, asegurando que las funciones delegadas se cumplan adecuadamente. Es una especie de “seguro” que garantiza que, pase lo que pase, el fútbol y sus estructuras administrativas no se verán afectados negativamente.

¿Una amenaza o una garantía?

La posibilidad de intervención estatal puede verse desde dos perspectivas. Por un lado, como una especie de “espada de Damocles” que pende sobre la RFEF. Pero, por otro lado, también puede interpretarse como una garantía de que el fútbol español siempre contará con un respaldo, incluso en situaciones de crisis administrativa.

El equilibrio entre autonomía y supervisión no es fácil de lograr. Pero en el caso de la RFEF, parece haberse establecido un sistema que, si bien no está exento de tensiones, garantiza que el fútbol español siga adelante pase lo que pase.

Un fútbol bajo supervisión

La RFEF es, sin duda, una de las entidades más importantes en el mundo del fútbol español. Pero su relación con el Estado, marcada por una delicada combinación de autonomía y supervisión, es esencial para entender cómo funciona realmente el deporte en España. En un mundo en constante cambio, donde el fútbol es más que un juego, esta estructura garantiza que los intereses del deporte y la sociedad siempre estén protegidos.