Vaya, al Granada Club de Fútbol se le ha ocurrido poner las entradas de las mujeres para el partido del próximo domingo contra el Levante mucho más baratas. A diez euros. Voy a protestar, pero no porque crea que es un caso más de sexismo, sino porque creo que a las mujeres –a la inmensa mayoría– no les gusta el fútbol. Estoy convencido de que muchas mujeres van a un partido sólo para reírse de ese estado catatónico en el que entramos cuando nuestro jugador favorito se acerca al área contraria y gritamos gol. Ellas no lo viven o lo sufren, al menos como lo vivimos y sufrimos nosotros. Hay hombres que no conciben la vida sin el fútbol y que todos sus desgracias y alegrías las condicionan si ha ganado su equipo preferido o no. La mujer nunca llega a ese estado de imbecilidad y tratar de atraerla a ese deporte que ninguna ha practicado cuando era niña, creo que no deja de ser un gesto inútil.