Lucirá sus mejores galas durante varias semanas. De hecho, todo el mundo estará pendiente de lo que suceda en su interior durante la celebración del Mundial de Brasil 2014. No obstante, después de este evento, el estadio Arena Amazonia pasará del cielo al infierno literalmente. Y es que según informa la justicia brasileña se convertirá en una prisión.
Así, los 207 millones de euros que ha costado la construcción de la infraestructura serán aprovechados por un país que tiene conocidos problemas económicos y, por desgracia, de seguridad. Acción con la que precisamente el gobierno del país sudamericano pretende matar dos pájaros de un tiro: evitar el máximo número de revueltas posibles por el derroche de dinero y tener un lugar para albergar los delincuentes.
Veremos qué tal le sale la jugada. De momento, lo único que se puede asegurar es que cuanto menos es una decisión curiosa que no ha dejado indiferente a nadie. Ni a nivel local ni mundial.