El Valencia CF ha tomado una decisión sorprendente y contundente: dejará de vender pipas en su estadio de Mestalla. Esta decisión responde a diversos problemas que se han venido acumulando en torno a este tradicional snack futbolístico.
Las razones detrás de la medida
El consumo de pipas, aunque popular, ha generado inconvenientes de diversa índole en el estadio. En primer lugar, las cáscaras de las pipas han ocasionado obstrucciones en las tuberías encargadas de drenar la instalación durante las lluvias. Además, la acumulación de estos residuos en las gradas ha atraído a ratas, poniendo en riesgo la higiene y seguridad del recinto.
Además de estos problemas, el club ha gastado alrededor de 250.000 euros en limpieza de cáscaras de pipas desde 2018. Esta cifra es significativa, más aún en tiempos donde cada euro cuenta en la gestión de un club de fútbol.
El llamado a la afición
Frente a esta situación, el club ha decidido tomar cartas en el asunto. Además de eliminar la venta de pipas en Mestalla, ha realizado un llamamiento a sus aficionados para que no consuman este producto en el estadio.
No obstante, son conscientes de que esta es una costumbre arraigada en muchos seguidores. Por lo tanto, han pedido a aquellos que decidan llevar sus propias pipas al estadio que traigan una bolsa para depositar las cáscaras, evitando de esta manera el problema de la acumulación de residuos en las gradas.
Los vecinos y el ruido de la limpieza
Otro aspecto a considerar es el impacto en el entorno cercano al estadio. Los vecinos de la zona han presentado quejas debido al ruido generado por las máquinas utilizadas para la limpieza de las gradas.
Al eliminar la venta de pipas, el club espera reducir la necesidad de estas operaciones de limpieza y, en consecuencia, minimizar las molestias a los residentes de la zona.
En conclusión
La decisión del Valencia CF de dejar de vender pipas en Mestalla es una muestra de su compromiso con el mantenimiento de un estadio limpio y seguro. Aunque pueda resultar una medida impopular entre algunos seguidores, el club confía en la comprensión de su afición ante los problemas ocasionados por el consumo de pipas.
Es un cambio significativo en la tradición de ir al fútbol, pero también una oportunidad para adoptar hábitos más responsables y respetuosos con el entorno. La pelota ahora está en el campo de la afición: el futuro de las pipas en Mestalla depende de su comportamiento.