Barcelona es conocida en medio mundo por Gaudí, por los Juegos Olímpicos de 1.992 y por las bondades de su clima. Sin olvidar que los triunfos del Barça, liderado por Messi, han ayudado a que la ciudad condal siga siendo uno de los destinos turísticos por excelencia del sur de Europa.
El aeropuerto de El Prat es uno de los grandes exponentes de esta situación. De acuerdo a las cifras del mes de julio, está cerca de superar al de Barajas como primer aeropuerto de España por número de pasajeros: 3,83 millones de pasajeros en Barcelona por 3,87 millones en Madrid. Las tendencias hablan por sí solas: el Prat crece un 0,3%, Barajas decrece un 14,4 %.
El Barça atrae a muchos turistas, tantos a los partidos como a su Museo, el más visitado con diferencia, en la ciudad. El año pasado, por ejemplo, 1,5 millones de visitantes pasaron por taquilla. No hay museo en Cataluña con tantas visitas, ni siquiera el Picasso, que pinchó en 2012 y perdió casi 400.000 visitas.
El club azulgrana ha rebautizado su visita al museo como Camp Nou Experience, el museo de las emociones, ya que incluye también la posibilidad de conocer la sala de prensa, salir por el túnel de vestuarios e incluso pisar el Camp Nou, al módico precio de 23 euros. A su lado, ver la Capilla Sixtina parece barato: 16 euros.
Pero ésa no es la única manera de atraer turistas que tiene el club. No todo el mundo tiene la posibilidad de ver en directo a uno de los mejores equipos del mundo, aunque sea rascándose el bolsillo. Hay entradas a la venta para la vuelta de la Supercopa a 179 euros, cuando para el Manchester United – Chelsea había tickets libres por 52,60 euros.
El Seient Lliure se ha demostrado eficaz. Los abonados ponen a la venta su asiento cuando no pueden asistir al estadio y parte del dinero de su comercialización sirve para reducir la cantidad a pagar la temporada siguiente. Y el club obtiene grandes ingresos. Estimaciones de El Periódico hablan de una media de 20.000 asientos liberados que generan 48 millones de euros.
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