La gran disyuntiva de los directores deportivos

zubi

Maximizar las probabilidades de victoria es, o debiera ser, la cuestión central de la actividad de los directores deportivos. El motivo de sus desvelos. Sin embargo, el fútbol se ha convertido en un juego de probabilidad rodeado de una aureola con pretensiones de racionalidad. Esto es, en sentido figurado se ha pretendido “matematizar” lo que no es otra cosa que un juego de posibilidades.

Y es que racionalizar crea baremos, escalas. Modelos comparables y evaluables. Facilita las cosas. Tanto es así que los resultados obtenidos por un equipo de fútbol se achacan de manera frecuente a patrones y a formas de hacer concretas, determinadas y medibles.

Los directores deportivos lo saben. Son conscientes de que van a ser “enjuiciados” por sus superiores en función de un criterio tan cierto a día de hoy como equivocado, injusto e improductivo. Y en ese terreno están obligados a moverse. Y es que muchos de los que dirigen los clubes buscan “sistemas” porque pretenden lo imposible: la sistematización y automatización de los resultados. Relaciones directas de causa y efecto: con este entrenador obtendré tales resultados, el nuevo fichaje marcará tantos goles. Y así sucesivamente.

Gran parte de los dirigentes se rige por principios de proporcionalidad. Económica sobre todo. Entienden que a mayor inversión “automáticamente” mayores resultados. Cuando no es así. De acuerdo a sus preceptos cualquier resultado que acontezca tiene que tener su solución, su respuesta correspondiente. Lo contrario les supone una incomodidad. Y para ello hacen falta modelos que sirvan de referencia y patrones sistematizados.

Nos encontramos ante un escenario donde, en multitud de ocasiones, se evalúa y se sacan conclusiones de manera equivocada porque no se comprende lo que da origen a los resultados: la probabilidad y su maximización. De tal manera que los directores deportivos se ven condicionados por tres vértices estrechamente relacionados: el intento de maximizar las probabilidades de éxito, la consciencia de ser evaluados muchas veces por criterios no del todo adecuados y el alto grado de interinidad de sus cargos. Analicemos.

Los directores deportivos se encuentran generalmente ante la siguiente disyuntiva: predictibilidad vs potencial. La predictibilidad, consideran muchos, se adecúa más al modelo por el que van a ser evaluados. Creen que da mejores resultados dentro del compendio intereses personales propios/resultados deportivos: si cierto jugador ha tenido un buen rendimiento anteriormente “puedo predecir” que también lo va a tener en mi equipo a futuro, lo que consecuentemente será beneficioso para mí. Se trata de un intento de extrapolar comportamientos, formas de hacer y, en consecuencia, resultados. La predictibilidad se concentra en los resultados concretos pasados en lugar de en las variables (condiciones futbolísticas, edad, posición, equipo, compañeros, categoría, entrenador, ciudad, entorno, circunstancias personales, etc) que hacen posible esos resultados.

Determinar el potencial recae, por el contrario, en el análisis de dichas variables y su conjunción (véase la S.D. Eibar). Sin embargo, lo común suele ser centrarse en los resultados. ¿El motivo? El corto plazo. Un cortoplacismo motivado por la búsqueda inmediata de resultados por parte de la clase dirigente y la consciencia de los propios directores deportivos del alto grado de interinidad de sus cargos. Para ello se busca una mayor certidumbre a través de la vía equivocada: la predictibilidad (resultados pasados) en lugar del potencial (variables proyectadas en el futuro).

El fútbol es probabilidad, y priorizar la predictibilidad, el corto plazo y todo lo que de ello se deriva se traduce frecuentemente en la obtención de resultados indeseados y en la toma de decisiones precipitadas. Y lo son porque habitualmente las decisiones se toman cuando el “tamaño de la muestra no es suficientemente amplio” como para obtener información significativa. Porque para ello lo que hace falta es tiempo. Lo que comunmente se denomina tener un proyecto.

Por @PaulFraga