Además de organizar y desarrollar competiciones de élite de clubes en Europa, la UEFA ha demostrado ser siempre un órgano proactivo a la hora de poner en marcha principios de buen gobierno en el deporte para proteger su futuro a largo plazo.
Recientemente, fuimos alertados de la amenaza de lo que a menudo se denomina propiedad compartida de jugadores, e inmediatamente pusimos este tema sobre la mesa del Consejo Estratégico del Fútbol Profesional. Creemos firmemente que se necesita un planteamiento estricto en este asunto por un buen número de razones.
En primer lugar, supone un dilema ético y moral. ¿Es apropiado que una tercera parte implicada tenga los derechos económicos sobre otro ser humano y que comercie con ese ‘activo’? Esto sería algo inaceptable en la sociedad, y no tiene cabida en el fútbol. Los futbolistas (al igual que cualquier otra persona) deberían tener derecho para decidir su propio futuro…