La reacción de los inversores al astronómico nuevo contrato entre Sky y la Premier League fue de preocupación. Sky, cada vez más presionada por BT, se vio obligada a aumentar su anterior puja en un 83% para mantenerse como referencia de la retrasmisión deportiva en el Reino Unido. El acuerdo, cerrado en 4.200 millones de libras, sobrepasa en 1.000 millones las estimaciones de los analistas y el pasado miércoles resultó en una caída de un 4% en el valor de las acciones de Sky.
Por su parte BT, que previamente había arrebatado a su principal competidor los derechos de la Champions League, ha sido considerado como el ganador de esta nueva batalla. La empresa británica de telecomunicaciones ha adquirido dos de los siete paquetes de partidos ofrecidos por la Premier League, para lo que sólo ha necesitado aumentar en un 30% su anterior contrato. De esta forma, BT pagará una media de 6,6 millones de libras por encuentro, muy por debajo de los 11 millones que desembolsará Sky. Así, en el mismo día que las acciones de Sky se tambaleaban, las de BT se revalorizaban alrededor de un 3%, la mayor subida en los últimos 14 años.
Son muchos los que ponen en duda si este modelo de negocio es sostenible para Sky, operadora que tras la adquisición de sus empresas hermanas en Alemania e Italia también controla los derechos domésticos de la Bundesliga y la Serie A. La renovación de estos acuerdos, que finalizan en 2016 y 2017 respectivamente, podría arrastrar Sky a una dinámica peligrosa de contratos inflados. Por ahora, Sky ha ha declarado que, gracias a sus operaciones fuera del fútbol y su plan de recorte de gastos, será capaz de hacer frente a la inversión minimizando el efecto en sus clientes. La pregunta es por cuánto tiempo más.
@pedroiriondo