En el artículo anterior comentamos que el primer y más fundamental elemento por el que muchos futbolistas llegan a arruinarse radica en un mal concepto de la riqueza. Tal y como se dijo, la riqueza se mide en tiempo, no en cantidad. Esto es, la riqueza es el tiempo que una persona puede vivir si dejase de trabajar hoy.
Ahora bien, conocida esta cuestión, abordaremos el segundo de los elementos. Tiene que ver con el gasto, pero fundamentalmente con el origen que tienen aquellos ingresos que gastamos. Es decir, qué genera los ingresos que posteriormente gastamos o invertimos. Y lo que es primordial: qué durabilidad tiene aquello que genera los ingresos. Si hemos concluido que la riqueza es una cuestión de tiempo, la riqueza de cualquier persona está directamente relacionada con la duración de aquello que genere los ingresos. Por tanto, uno será más rico cuanto más tienda al infinito la duración de aquello que lo genera.
Una persona normal genera sus ingresos a partir de un trabajo activo retribuido. Mientras trabaja genera los ingresos que le permiten tener cierto nivel de vida. Puede gastar mucho porque también ingresa mucho. Sin embargo, por ingresar mucho, no es rico. Porque en el momento en el que deje de trabajar también dejará de ingresar. Por tanto, su riqueza (su tiempo) dependerá del ahorro, esto es, de lo ya generado, no de lo que se genera.
A muchos futbolistas, les ocurre lo mismo. A diferencia de lo que mucha gente cree no es una cuestión de cantidad. La cantidad es habitualmente muy superior a la del resto de los mortales, cierto, pero el paradigma es el mismo. Muchos gastan lo que ingresan a través de su trabajo activo como futbolista: nómina, ficha, etc. Su riqueza en muchas ocasiones es finita porque finito es también aquello que genera lo gastado (contratos como futbolista).
Insisto en que lo importante no es la cantidad, sino aquello que genera esa cantidad. Un futbolista puede gastar 100 directamente de lo generado/ganado por sus contratos. Gasta porque genera. Si deja de generar no podrá gastar. Pero, ¿qué ocurriría si en lugar de gastar esos 100 directamente de lo ganado por su contrato, gasta esos 100 de lo generado por las rentas de sus inversiones, adquiridas gracias a lo que generan sus contratos?
En el primer caso, gasta 100 de una fuente de ingresos finita (su contrato de futbolista). Luego sus ingresos (su “riqueza”) durarán lo que dure su vida futbolística. Son ingresos finitos.
Sin embargo, en el segundo caso, también gasta 100 pero la fuente que lo genera es “potencialmente” infinita: las rentas (alquileres, por ejemplo) que generan las inversiones realizadas con sus ingresos finitos (contratos mientras eres futbolista).
Con lo cual, podríamos decir que lo más saludable desde el punto de vista de la riqueza (tiempo) es generar fuentes de ingreso “potencialmente” infinitas con los ingresos finitos. Continuaremos.
Las razones del por qué muchos futbolistas acaban arruinados (I)
Las razones del por qué muchos futbolistas acaban arruinados (III)
Por Paul Fraga