ACTUALIZACION 21 de octubre 2020 .- Con la renovación de Leo Messi por el FC Barcelona, eran muchos los que sorprendían de la prima de 50 millones de euros que el club azulgrana iba a pagar al jugador argentino por el hecho de renovar. Sin embargo, pocos saben que la mayoría de renovaciones de grandes estrellas incluyen dichas primas, y todo es una cuestión de oferta y demanda.
Pongámonos en situación. Si Leo Messi decide no renovar su contrato, a partir de enero sería libre para poder negociar con el club que quiera sin que el FC Barcelona perciba ni un solo euro por su marcha. En esos casos, los clubes interesados en el jugador ofrecen primas de fichajes, que es como una especie de recompensa que se le da al futbolista como “agradecimiento” por aceptar firmar por su club ahorrándose el equipo pagar una gran cantidad por él.
100 millones de prima de fichaje para Mbappé
Pues bien, en las renovaciones funciona más o menos igual. Se establece un límite de dos años. Si a un jugador se le renueva antes de que le queden dos temporadas para que concluya su contrato, se entiende que la mejora de su salario es suficiente agradecimiento, ya que hablamos de renovaciones muy cercanas en el tiempo a la firma del contrato anterior.
Sin embargo, cuando se pasa esa barrera de los dos años, el club debe actuar como un club externo que intentaría fichar al jugador. Se ve en las mismas circunstancias que los clubes que le pretenden, ya que el jugador se acerca al límite en el que son “dueños” de su propio destino. Esas primas aseguran la ampliación del contrato, aunque en ocasiones no suelen superar los 10 millones de euros, pero en casos tan destacados como pudiesen ser Leo Messi, Neymar o Cristiano Ronaldo, la circunstancia y el interés de otros clubes es el que termina marcando el precio de la prima.
Faltaban segundos para comenzar el encuentro y aún mantenía la esperanza de que la megafonía del Bernabéu replicase lo que en 2013 hiciese la de Old Trafford con Cristiano Ronaldo: “Kylian Mbappé, bienvenue chez vous” (bienvenido a casa), resonaría por los altavoces justo en el momento en que el árbitro señalase el comienzo del encuentro.
No sucedió. Pero por lo demás el partido pareció, por momentos, una presentación de todo el Real Madrid al delantero francés, como cuando uno quiere comprar un piso y el vendedor le enseña las estancias. El estadio se mostró vibrante como en las grandes ocasiones. El equipo le mostró un ritmo de juego trepidante, con la energía propia de la ilusión de un proyecto en construcción al que todavía le falta la guinda para rematarlo. Las muestras de complicidad fueron constantes por parte de los rivales.
El capitán, Sergio Ramos, se mostró especialmente cariñoso con él. Fue testigo de la presencia exuberante de jóvenes de su edad como Valverde o luego Rodrygo y también de una colonia de francófonos que no pararon de susurrarle durante todo el partido, entre ellos el ídolo de su infancia, Zinedine Zidane, que apostado en la banda recreó la escultura del Rapto de la Sabinas de la plaza de la Señoria en Florencia, no sabemos si en un arrebato por no dejarlo escapar.
“El Madrid me esperará”. Eso fue lo que ayer mismo Vadim Vasilyev confesó que le había dicho el delantero el día que decidió fichar por el equipo parisino. Su traspaso al club blanco “parece ineludible” remató el presidente del Mónaco, “es su sueño”.
Así lo había confesado también Unai Emery en marzo de este año en declaraciones a El Larguero: “Mbappé quería irse al Madrid. Hablé con su padre para que decidiese quedarse en el PSG. Quería elegir al Real Madrid e incluso tuvo la opción del Barcelona. Iba con los ojos cerrados, solo quería jugar en el Madrid, pero entre todos conseguimos convencerle de que se quedara”.
A ese anhelo también recurrió Zidane el día que encrespó los ánimos del director deportivo del PSG, dejando claro, además, que si aquella vez decidió el jugador en la próxima también lo hará:
“Es él quien decidirá sobre su futuro. De momento es del PSG. Veremos en un futuro. Siempre lo dijo, que su sueño era jugar algún día en el Real Madrid”, recordó Zizou, que no se inmutó ante la queja de Leonardo por su intromisión y no dudó en redoblar su apuesta en la previa del encuentro de Champions: “Estoy enamorado de Mbappé hace mucho”.
En marzo, Le Journal du Dimanche ya había informado, de unas declaraciones de un familiar del jugador, en las que informaba de la hoja de ruta de Kylian para jugar algún día en el Real Madrid. Apenas un mes y medio después el jugador hacía saltar todas las alarmas qataríes cuando en el discurso de entrega de trofeos de la Unión Nacional de Futbolistas Profesionales (UNFP), declaraba:
“Es hora de asumir más responsabilidades, quizá aquí en París, que lo haría con gusto, o quizá en otro lugar con un nuevo proyecto”.
Las declaraciones fueron interpretadas bien como una presión para mejorar su contrato, bien como un modo de reclamar el liderazgo deportivo del equipo o bien como un aviso de su intención de marchar a un proyecto mayor. Pero a la salida del evento, Kylian remarcó que del mismo modo que su paso del Mónaco al PSG había supuesto una progresión en su carrera, no era más que un primer paso de otros que estaban por llegar.
Por el momento, su renovación ha sido imposible y no por falta de ganas por parte de su actual club, de lo cual se deduce que aquellas palabras tampoco respondían a una necesidad de solventar este asunto. Deportivamente su liderazgo no se ha consolidado, al punto de que ha sido relegado a la suplencia varias veces, lo que ha supuesto un claro distanciamiento con su entrenador, Thomas Tuchel.
Así que las opciones de que realmente estuvieran preparando la rampa de salida son bastante altas. Hay quien le afea su decisión de fichar por el PSG complicando así su llegada al Real Madrid. Pero, con perspectiva, parece una decisión cargada de madurez: yendo a Paris, garantizaba su titularidad y con ello su presencia en un Mundial en el que se proclamó campeón y en el que destacó como figura; dejaba que el ciclo victorioso del Real Madrid de Cristiano Ronaldo llegara a la orilla, dejando pasar de largo una transición que se antojaba a todas luces, muy dura; y daba tiempo para que su llegada coincidiera con los últimos coletazos de Messi en el Barça.
El martes, al terminar el partido, Kylian no pudo reprimir el aplauso a la grada del Bernabéu que luego replicó en Instagram para certificar su agradecimiento o quién sabe si su conformidad. Desde La Galerna podemos confirmarles que el club lo intentará este verano y que el peor escenario será esperar al siguiente cuando ya solo le quede uno por cumplir, quizás, la mejor forma de estrenar un estadio nuevo.