Corría el 8 de agosto de 1994 cuando EL COMERCIO se encargó de dar a conocer al sportinguismo la intención de José Fernández, por entonces vicepresidente de la entidad, de encabezar una alternativa gijonesa para presidir el Sporting y aglutinar en torno a él la mayoría del accionariado de la SAD. Junto al empresario de La Calzada estaban Cándido Cueto, Ángel García Flórez o Luis Mitre. Al frente del Sporting se encontraba, desde la dimisión de Eloy Calvo Capellín, Manuel Calvo, empresario conservero gallego y máximo accionista con una inversión de 60 millones de pesetas.
Tras varios tiras y aflojas entre Manuel Calvo y José Fernández con acercamientos y alejamientos de posturas entre ambos y sus respectivos grupos de consejeros, el 26 de septiembre Manuel Rosety publicaba en el decano de la prensa regional que Calvo y Fernández aspiraban a controlar el consejo de administración y como tal someterían a los accionistas la composición del órgano rector del Sporting SAD en una Junta Extraordinaria. En una entrevista días después, Calvo aseguraba a Rosety que “hablé con el alcalde porque decían que apoyaba a otro grupo y me prometió que no intervino ni intervendrá en este proceso”. Por su parte, Fernández, reconocía al día siguiente al mismo redactor que deseaba lograr el control accionarial del Sporting para “buscar ingresos para nivelar los presupuestos y evitar los traspasos de los jugadores, que a la afición, con razón, le sientan mal”.
Hasta entonces el equilibrio en el consejo de administración del Sporting, compuesto por 14 miembros, era total. Seis apoyaban a Calvo y otros seis a Fernández, mientras que los dos restantes, José Luis Fernández Avello y Luis Fernández Menéndez, que habían accedido al órgano de gobierno del Sporting en representación de ASPROCON (Asociación de Promotores y Constructores de Gijón – de la que era asociado José Fernández -), se mantenían neutrales. Una neutralidad que se difuminó ya que ambos se aliaron con José Fernández y su grupo…