El fútbol español lucha por reinventarse y convertirse en un deporte creíble, real. La burbuja debe explotar. No da más de sí. Los dirigentes lo saben y por primera vez en las últimas décadas los números se están imponiendo al corazón y a la sinrazón del ‘todo vale’. En los próximos meses asistiremos a reducciones de presupuestos, renegociaciones de sueldos y muy pocos fichajes, que además deberán ser sometidos al control y aprobación de la Liga de Fútbol Profesional (LFP). Nada que ver con el fair play financiero que Platini implantará en las competiciones europeas a partir del verano de 2014. Aquí el control se extiende a todos los clubes, no sólo los que se dejen ver por Europa…