La final de la Champions League es uno de los mayores eventos del mundo. Una fiesta deportiva que reúne a los dos mejores equipos de la temporada en una final en la que no falta ni un solo detalle. Como ya sabemos, la final mueve grandes cantidades de dinero entre patrocinios, entradas, alojamiento y otros tantos conceptos, pero lo cierto es que el club que sede su estadio para la final también se lleva un buen pellizco.
Una porcentaje de las entradas de la Champions League se queda para el club en concepto de utilización y posible desgaste del estadio. Hablamos de una cantidad cercana al 5-10% de cada entrada. Asimismo, a dicha cantidad se le debe sumar el fijo que paga la UEFA por contar con ese estadio y por adecuarlo a lo que significa una final de la Champions League, en una cifra que suele oscilar como mínimo entre los 10-15 millones de euros dependiendo del estadio. También, cada club debe encargarse de la seguridad que se de cita en el evento, destinando un gasto cercano al millón y medio de euros que también es abonado por la UEFA.
En los casos más “simples”, el montante total que se lleva un club por ceder su estadio oscilaría entre los 25 millones de euros y los 40 millones de euros. Unas cifras que, como decimos, dependen mucho del feudo en el que se celebra la final, siendo en ocasiones una cifra más que interesante para los clubes, sobre todo participantes, quienes en esa misma temporada pueden llegar a multiplicar por dos los ingresos derivados de su participación en la Champions.
