Qué lejos quedan aquellos años noventa en los que el Calcio italiano era el rey de Europa, en los que todos los grandes futbolistas jugaban en sus entrañas. Los ilustres nombres de Zidane, Ronaldo, Shevchenko, Del Piero, Zamorano, Verón, Nedved, Piojo López y un larguísimo etcétera disfrutaban y ganaban dinero en el país con forma de bota.
No obstante, los tiempos han cambiado. Y de qué manera. Según un estudio de La Gazzetta dello Sport, los 18 clubes que conforman la Serie A invertirán en salarios 900 millones de euros. Cifra que supone un 17% menos que en el año 2011, cuando se gastaron 1100 millones de euros en el mismo apartado.
El mejor ejemplo de ello lo encontramos en el AC Milan, quien hace dos primaveras pagaban 180 millones de euros de salarios, y actualmente ese número se ha visto reducido a 105 millones de euros. El motivo, figuras de la talla de Ibrahimovic, Boateng, Thiago Silva o Pato han abandonado la entidad lombarda para garantizar la supervivencia económica del club. Y es que con la nueva normativa de Fair Play Financiero de la UEFA, los clubes sólo pueden destinar el 50% de lo que ingresan a pagar los salarios de los jugadores.
En cualquier caso, esta circunstancia global no quita que siga habiendo futbolistas en Italia que continúen siendo de los mejores pagados del mundo. Así, De Rossi (As Roma) ingresa 6, 5 millones de euros, mientras que los argentinos Diego Milito (Inter) e Higuaín (Nápoles) facturan cada uno alrededor de los 5′ 5 millones de euros. No obstante, son sólo una minoría privilegiada. Y es que el fútbol italiano se ha apretado el cinturón.