Uli Hoeness ingresará en las próximas semanas en la cárcel tras ser condenado a tres año y medio de prisión por evasión de impuestos. Tras dimitir de su cargo de presidente del Bayern Munich y anunciar que no recurrirá la sentencia, el polémico mandatario se desvincula de un club donde ha sido toda una institución. Sin embargo, su salida abre un cisma que pasa factura entre los patrocinadores.
Si por algo se ha caracterizado Hoeness, es por intentar trasladar unos valores solidarios. Gran defensor de los derechos sociales y muy crítico con la política económica de muchos equipos de fútbol, los valores modélicos del Bayern en su gestión han sido siempre relacionados con la figura del presidente. Por todo ello, muchos patrocinadores no dudaron en ligar su imagen a la del campeón alemán, modelo de excelencia futbolística. Contratos que han permitido al Bayern competir al mismo nivel que sus rivales y que ahora corren peligro tras demostrarse que su presidente no era lo que parecía.
El empeño de la Junta Directiva en mantener a Hoeness como presidente en un escándalo cuyo final estaba claro desde hace meses, ha provocado la indignación de los aficionados. Igualmente críticos fueron muchos alemanes con Allianz, Adidas y Audi, las tres grandes empresas que mandan en el Bayern, por su silencio ante lo ocurrido.
Ahora, esos patrocinadores se encuentran entre la espada y la pared y con poco margen de movimiento. El inmobilismo del club en torno a Hoeness ha pasado factura y el modélico Bayern Munich queda muy tocado tras lo ocurrido.