Probablemente, si al aficionado al fútbol le dijeran que la elaboración del balón para el Mundial de fútbol requiere un trabajo de más de dos años y una inversión de más de un millón de euros (desde el primer diseño hasta la campaña de marketing), pensaría que le están tomando el pelo. Sin embargo eso es lo que Adidas ha necesitado para elaborar el Jabulani, un esferico confeccionado 100% en poliuretano y que consta de una estructura simétrica formada por seis paneles para lograr una mejor adherencia, toque, estabilidad y aerodinámica.
Para lograr el mejor balón posible, la firma alemana lo ha sometido a todo tipo de pruebas, desde jugadores profesionales hasta robots, pasando por un trabajo conjunto nada más y nada menos que con la Nasa ¿Por qué tantas pruebas? Pues porque algo tan simple como el balón con el que se disputará la Copa del Mundo puede generar una ganancias de más de 20 millones de euros. Un negocio sin duda redondo en el que no puede haber el más mínimo error.
Con el Jabulani en el recuerdo
Y es que Adidas todavía recuerda la mala experiencia con el Jabulani, el balón del Mundial de Sudáfrica, que cosechó un gran número de críticas y fue un notable golpe para la estrategia de la compañía. 13 millones de balones vendieron entonces, cifra récord que sin embargo esperan pulverizar en esta ocasión. Nadie duda de que será el balón más vendido de la historia, pero, como la previsión es que los números sean absolutamente espectaculares, Adidas no ha querido dejar nada al azar y ha mimado mucho el producto.
El Brazuca original cuesta 128 euros, mientras que las réplicas 29. Todos los derechos de exclusividad del diseño serán de Adidas hasta dentro de 25 años.