El kirchnerismo se quiere meter en los clubes de fútbol

La política y el fútbol siempre tuvieron una estrecha relación, pero desde hace ya varios meses el kirchnerismo busca influir directamente en la mayor pasión de los argentinos a través de la dirigencia de los clubes. Aunque en la mayoría de los casos falla en el intento, porque los socios e hinchas rechazan  la intención de capitalizar políticamente el poder y la masividad que otorga el deporte con más adeptos del país.

Los llamados cinco grandes del fútbol argentino son los más tentadores. Se sabe del fanatismo por Racing del fallecido Néstor Kir­chner y su hijo Máximo. Fueron famosos los plasmas que el expresidente le regaló al plantel por haberle ganado a Boca en 2009. Pero, lo que no se conoce tanto es la influencia de los K en la política del club. El expresidente y actual vice de la Academia, Rodolfo Molina, confirmó meses atrás que el kirchnerismo “al club lo ayudó” e incluso que “si no hubiera cercanía, no se hubieran dado”, circunstancias como no haber descendido. La “ayuda” del kirchnerismo a Racing coincidió con los rumores de una candidatura de Máximo Kirchner para presidente del club, que después fue abortada. También con varios pases resonantes de jugadores, con muy buenos contratos, como el excampeón del mundo con la selección italiana, Mauro Camoranesi; Diego Villar; José “Pepe” Sand y el último es Mario Bolatti, que se sumó este año a Racing a préstamo del Internacional de Porto Alegre, Brasil. Aunque, los resultados deportivos no son los esperados en relación al dinero que se invierte.La cola del diablo

El Gobierno nacional también le apuntó al otro grande de Avellaneda, Independiente. Des-de la llegada de Javier Cantero a la presidencia y sus buenas intenciones para desterrar a los barrabravas del club, el kirchnerismo busca capitalizar la buena imagen y captarlo para sus filas por intermedio del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. Cantero participa de los actos políticos, pero no acepta los ofrecimientos por el rechazo que podrá tener entre los simpatizantes rojos.

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