Muchos niños aspirantes a futbolistas soñarían con recibir la llamada del FC Barcelona para formar parte de sus categorías inferiores. Un pasito más cerca de un camino plagado de retos, endulzado por el hecho de que 15 jugadores del primer equipo han formado parte de las categorías inferiores del club.
Pero la resolución de la FIFA que impidió jugar a 6 jugadores (cadetes e infantiles) extranjeros fichados por el club y la sentencia del Tribunal Supremo sobre el caso Baena pueden hacer que se complique la idílica situación de la cantera culé.
Transferencias internacionales de menores
La FIFA las regula en el artículo 19 del Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores, prohibiéndolas salvo 3 excepciones:
- si los padres cambian de domicilio por razones que no tienen que ver con el fútbol;
- si el jugador tiene entre 16 y 18 años y la transferencia se efectúa dentro de la UE o del EEE (espacio económico europeo);
- si el menor vive a menos de 50 kilómetros de la frontera nacional, y el club que lo va a fichar está a su vez a menos de 50 kilómetros de esa frontera.
El organismo internacional parece dispuesto a endurecer la aplicación de estos criterios, lo que frenaría la llegada de jóvenes talentos extranjeros.
Contratos para menores
La sentencia del caso Baena puede dar al traste con la medida que utilizaban los clubes para proteger a sus jugadores, al no conceder validez a los precontratos de los menores.
Los padres del joven jugador firmaron tres documentos con el club. El precontrato de trabajo es el que el Barça esgrimió para solicitar a Baena una elevada indemnización, y el que rechazó el Tribunal. ¿Cómo pueden los padres firmar un precontrato de trabajo para cuando su hijo sea mayor de edad?
Los clubes se quedarían así únicamente con la indemnización prevista por los derechos de formación, pero ya ha surgido una nueva propuesta, según la cual el FC Barcelona planea que los padres sean responsables subsidiarios de la marcha de sus hijos a otros clubes.
Si el menor de 18 años abandona el club los padres deberían pagar “una indemnización que será lo que el club se ha gastado en su formación y, además, el concepto de expectativa de llegar a ser profesional y su valor en el mercado” según informa Toni Freixa, portavoz de la Junta Directiva azulgrana.