La rueda de prensa ofrecida ayer por Josep María Bartomeu sirvió para aclarar muchas cosas en torno al famoso ‘caso Neymar’. La primera de todas, y quizás la más importante, es que la Junta Directiva mintió cuando cifró el traspaso en algo más de 57 millones de euros. Mintió en los números y se equivocó cuando no quiso dar explicaciones ante un socio que solicitó que se aclarasen los pagos por el jugador brasileño.
Hoy Rosell ya no es presidente del Barcelona y sabemos que la cifra se disparó hasta los 86,2 millones de euros: los 57,1 relativos al traspaso (40 millones a la empresa Neymar&Nadín y 17,1 al Santos); 10 millones en una prima de bonus por el fichaje, a los que hay que sumarle otros 2,7 de comisión para el agente; 7,9 millones por tener la opción preferencial sobre tres jugadores del Santos más un seguimiento especial por ellos de 2 millones de euros (9,9); 2,5 millones destinados a intervención social en las favelas y otros 4 para captar publicidad en Brasil.
Esa es la cifra oficial que maneja el Barça, en la que se descarta que los culé pagaran por los amistosos con el Santos (sólo tendrían que pagar en caso de no jugar) y en la que lógicamente no se tiene en cuenta el salario del jugador. Este último concepto ha sido desvelado con el permiso de Neymar y también se evidencia que el Barça no fue del todo honesto con las cifras del sueldo del brasileño. Con todo, sumar los 44 millones de sueldo a la operación no tiene ningún sentido.
El consuelo para los culé, es que Neymar no es el fichaje más caro de las historia.