La relación del argentino Lionel Messi con sus entrenadores han sido muy diferentes a medida que las temporadas pasaban. La afición siempre se ha mostrado a favor del jugador de argentino, algo que ya vimos en el Barcelona-Elche del día de ayer. Es cierto que es difícil para un entrenador tratar con los cracks mundial, más aún para entrenadores con una breve carrera deportiva como entrenadores profesionales. Estos jugadores siempre quieren jugarlo todo y en ocasiones no aceptan de buen agrado las decisiones de sus entrenadores.
No solo hemos visto esto con Leo Messi. Entre Mourinho y Cristiano, por ejemplo, también hubieron enfrentamientos y palabras de más. Normalmente, estos casos suelen ser recurrentes en los combinados nacionales, por ello, tal vez, tengan una menor repercusión. La historia entre Casillas y Mourinho también es un claro ejemplo, con la particularidad de que con Ancelotti continuó el problema hasta esta temporada. No obstante, en clubes como pueden ser Real Madrid y Barcelona la repercusión siempre es mayor.
En este tipo de casos, vemos la divisiones clásicas entre afición, jugador, directiva y entrenador. El único logro al que deriva estas situaciones está bastante claro y este es la inestabilidad que puede significar perder títulos durante la temporada. Una constante pugna por ser el que lleva la razón, un constante “yo más que tú”.
Una instabilidad que lleva al Barça a convocar una elecciones ante una situación que se le comienza a ir de las manos. Una mala temporada podría provocar unas pérdidas cercanas a 50 millones de euros. Por ello, es hora de aclarar todo y de conseguir que las relaciones profesionales de jugadores y entrenador consigan unir sus fuerzas por el bien tanto deportivo como económico del Fútbol Club Barcelona.