El fútbol es un negocio que mueve toneladas de millones de euros. Recuerdo, un día en el que en una conversación con mi padre, él me exponía el fútbol como un verdadero negocio. En este negocio, los jugadores eran empresas que prestaban servicios a cambios de un importante salario. No obstante, todo tenía su explicación, según mi padre.
Él me comentaba que los futbolistas eran capaces de mover montañas de dinero gracias a la explotación de su imagen. El simple hecho de llevar un coche, vestir una marca, comer en un lugar o promocionar un proyecto suponía millones de ventas para la marca patrocinada. Por esta razón, las marcas invertían grandes cantidades en que un gran futbolistas promocionase su producto. Esas cantidades solían, en su momento, repartirse íntegramente entre el futbolista y su representante (90% para el jugador y 10% para el representante).
Esto ocurría así hasta que loa clubes vieron en estos contratos un auténtico negocio. El simple hecho de que Messi o Cristiano Ronaldo promocionen una marca llevan a esa marca a un éxito de ventas asegurado. Por ello, los clubes decidieron aumentar el salario de sus jugadores incluyendo una cláusula desconocida hasta el momento como era un reparto de los derechos de imagen del jugador. El Real Madrid es uno de los equipos que mejor sabe explotar esta cláusula.
Los fichajes de Bale, James, Cristiano o Beckham contaron en su día con esta peculiaridad. Eran iconos en sus respectivos países, además de tener en sus manos muchos de los contratos más importantes del mundo de las finanzas. En todos estos contratos, el Real Madrid firmó el un reparto del 50% entre club y jugador. De forma que si Cristiano, por ejemplo, hacía un anuncio en la televisión por cuatro millones de euros, el Real Madrid cobraba dos millones de esos cuatros. Es una buena manera de que un fichaje sea menos caro y de comenzar a rentabilizarlo desde el primer momento. También influye la propia expansión de la marca comercial del club por el país del jugador. Después de estas reflexiones, doy aún más razón a mi padre, el fútbol de mueve por dinero y los jugadores, realmente, son propias empresas que trabajan con el mayor e irrepetible de los productos del mundo, su propia imagen.