Pagar a sus aficionados más radicales por no insultar a sus jugadores. Esa es la sorprendente norma que ha instalado el New York Red Bulls. De esta manera, el club estadounidense abonará 2000 dólares a sus peñas más forofas (Empire Supporters Club, Garden State Ultras y Viking Army) si éstas logran comportarse durante cuatro encuentros consecutivos.
Esta medida surge como respuesta a la preocupación de la MLS por ver manchada, y por consiguiente, frenada su expansión mundial debido a actos violentos sexistas o xenófogos. En esta línea, el Real Salt Lake ha amenazado con vetar el uso de las pancartas o los megáfonos en la grada si se utilizan para incomodar a los futbolistas.
Medidas, que por cierto, están muy lejanas de ser ni siquiera planteadas en Europa. De hecho, existe una cultura diferente instaurada en los hinchas basada en el apoyo más o menos incondicional a sus colores y ‘odio’ al rival. Así, desgraciadamente no es extraño ver insultos en cada encuentro de las ligas más importantes o un sinfín de bengalas en los campos turcos o griegos.