El plan de saneamiento del fútbol español de principios de los 90, que culminó con la transformación de la mayoría de los clubes en Sociedades Anónimas Deportivas, fue un fracaso tal y como ha demostrado la realidad de los hechos. Más de 3.500 millones de euros de deuda alumbran a un fútbol donde conviven SAD con otras entidades que no lo son, donde se ha reconocido por el propio CSD un fondo de maniobra negativo global de 1.178.103.231 € o donde hemos visto a numerosos equipos sometidos al yugo concursal, algunos incluso liquidados. Todo ello son algunas muestras de que el sistema, o no se diseñó bien o no se ha ejecutado de forma correcta. Esta deficiencia sistémica provoca situaciones paradójicas o surrealistas como el último problema conocido: el caso de la SD Eibar, actual líder de la segunda división.
El capital social de una empresa es algo parecido a los cimientos de un edificio donde se entiende que una muestra de solidez del mismo es la fuerza del capital que lo sostiene. Esto, llevado al campo del fútbol español, significa que la norma te exige un capital mínimo para competir en el primer nivel el cual se concreta en el artículo 3 del Real Decreto 1251/1999, de 16 de julio que establece que “El capital social mínimo se fijará mediante la adición de dos sumandos:
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a)El primero se determinará calculando el 25 por 100 de la media de los gastos realizados, incluidas amortizaciones, por los clubes y sociedades anónimas deportivas que participaran en la penúltima temporada finalizada de la respectiva competición, excluidas las dos entidades con mayor gasto y las dos con menor gasto realizado. Los datos necesarios para la realización de este cálculo se tomarán de las cuentas de pérdidas y ganancias auditadas y remitidas al Consejo Superior de Deportes. Dichos datos se ajustarán en función del informe de auditoría, haciéndose público por el Consejo Superior de Deportes el cálculo obtenido anualmente, previo informe de la liga profesional correspondiente.
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b)El segundo sumando se determinará en función de los saldos patrimoniales netos negativos que, en su caso, arroje el balance, que forma parte de las cuentas anuales, a que se refiere el párrafo a) del apartado 5 de este artículo, ajustado en función del informe de auditoría.
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c)Cuando el primer sumando sea inferior al segundo, el capital social mínimo se fijará en el duplo del segundo.
Teniendo en cuenta esta fórmula, la Comisión Mixta del Consejo Superior de Deportes (cuya composición pueden ver aquí ) fija el capital social mínimo de las SAD en 2.146.525,95 €. Pero resulta que el capital social del Eibar es de 422.253 €, por lo que el CSD ha comunicado al club armero que deberá acometer una ampliación de 1.724.272,95 € antes del 6 de agosto. Esta situación ya pasó con el Lugo o el Mirandés que se vieron obligados a ampliar capital social por 3 y 2,2 millones de euros respectivamente en el ejercicio pasado para no desaparecer, cosa que lograron de forma heroica.
¿Por qué se emplea la palabra “perversión” en el título de este artículo? Porque el Eibar es un club modélico en lo económico. No tiene deudas ni con Hacienda ni con la Seguridad Social, no realiza dispendios en fichajes, paga al día a sus jugadores y controla de forma minuciosa los gastos en los que incurre. Tiene un accionariado “controlado”, eibarrés, y un Consejo de Administración estable. Por tanto, la terrible paradoja de toda esta situación es que uno de los clubes más saneados del fútbol español, con evidentes posibilidades deportivas para ascender a Primera división se puede ir a Segunda B…..por una cuestión económica.
El problema no sólo estriba en quién pone el dinero sino cómo se articula esa ampliación. Las dimensiones sociales de la entidad armera le dan para ser estables y solventes con un capital social de poco más de 400.000 euros, por lo que las dificultades de multiplicarlo casi por cuatro se antojan evidentes. Todo ello sin contar con una eventual entrada de inversores de esos que pululan por el fútbol absolutamente antagónicos con la filosofía de la entidad eibarresa.
Miguel Cardenal, presidente del Consejo Superior de Deportes, ha manifestado que el Eibar debe cumplir con la obligación establecida para lo cual están abiertos a las distintas opciones que el Presidente Aranzábal les pueda presentar (utilización de fondos propios, emplear el dinero del contrato televisivo para que la Fundación del Eibar compre las acciones evitando así la entrada de capital foráneo, etc). Todas las partes confían en que la buena gestión y la solvencia económica de la SD Eibar SAD sean fundamentales para la solución del entuerto.
Álvaro Yanes