La demanda de los jugadores siempre será grande, ¿quién no quiere comprar para mejorar?, pero muchas veces se topa con una escasa oferta de los mismos. Los fichajes más fáciles se encuentran en equilibrio, pero el problema es cuando se quiere a un jugador que simplemente no está en venta.
Detrás de toda situación quien determina el último movimiento es la demanda, quien consigue el equilibrio, el que tan fácil puede incrementar el valor en cantidades enormes y más considerando que sea un club con renombre. Así mismo es el que origina la especulación, también otro factor que involucra el valor final, pues mientras más clubes quieran o exista rumor de interés sobre un jugador en específico existe mayor riesgo de no conseguirlo.
El caso de David Villa genera un ejemplo donde el equilibrio predominó, a una cifra que el Barcelona planteó y simplemente el interés del Atlético de Madrid, un fichaje en €5.1 millones. Un caso elástico de la demanda ha sido Gareth Bale, cuyo valor inicial pudo estar en los €50 millones pero tras la constante insistencia del Real Madrid en comprarlo y del Tottenham en no venderlo su valor ha ido en aumento, €100 millones. “Si el que compra se enfrenta a una limitante, aumenta considerablemente las opciones para que el vendedor acceda”.
En general, jamás un jugador será vendido a un valor real, pocas veces menor y muchas veces mayor a su valor original, en donde siempre el mercado, el club que oferta y el que demanda, será específico según las características de ambos; pero también hay que considerar la necesidad detrás.
Los mercados actuales tienden a la libre competencia pero siempre con alguien económicamente predominante, abriendo más la brecha de lo deportivo.
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