Poco a poco, consciente de que sus declaraciones ponen la carne de gallina a más de uno, Javier Tebas, actual presidente de la LFP, va desmenuzando las reformas que afectarán a la economía de los clubes españoles en los próximos años. No podía haber iniciado el dirigente su mandato en un momento más convulso, con una deuda que amenaza con llevarse por delante a más de uno si no se toman medidas ya.
Para empezar, ya ha quedado claro que la diferencia actual que Barcelona y Real Madrid tienen respecto al resto se mantendrá por muchos años. Hace unas semanas, Tebas anunció que el reparto de los derechos televisivos seguirá favoreciendo a los dos grandes por su gran impacto en el mercado, algo que perjudica al resto, si tenemos en cuenta que la mayoría subsiste gracias a las televisiones.
Ahora también sabemos que todos menos primero y segundo deberán bajar los abonos la temporada que viene y reducir en un 10% sus presupuestos, pero ahí no queda la cosa: los equipos tendrán que controlar el gasto y destinar alrededor de un 15% de la inversión a reducir su deuda. Llegados a este punto se traslada incluso la posibilidad de que clubes históricos desparezcan.
En definitiva, que los grandes seguirán siendo más grandes y los pequeños cada vez tendrán más problemas para ser competitivos, ya que no habrá dinero para fichar ni para mantener jugadores. Sólo Athletic, Real Sociedad y Getafe parecen solventes a día hoy, con las incógnitas de Valencia, Atlético y Sevilla, que esperan buenos movimientos en el mercado para sanear sus deudas. Pero incluso ellos, alternativa de los grandes junto con el Deportivo hasta hace bien poco, deberán debilitarse para crecer.
La respuesta de la UEFA será otorgar cada vez menos licencias y retirar más pronto que tarde la cuarta plaza con acceso a Champions, porque mientras España paga por sus pecados, otras ligas que han sido bien gestionadas comienzan a comer el terreno.
La situación más parecida a la Liga BBVA la encontramos en Italia. Mucho se ha descompuesto la Serie A en los últimos tiempos, pero pueden presumir de tener la capacidad de mantener en sus fronteras a los mejores jugadores nacionales, algo que España no podrá hacer. Incluso el mercado sudamericano se ha decantado a favor de los equipos italianos.
Está la Ligue 1, liga menor pero saneada, que aspira a ser atractiva para los futbolistas con la lucha que prometen Mónaco y PSG. También vuela la Bundesliga, que crece y crece con el objetivo de convertirse en la dominadora de Europa. Muy bien lo han hecho los equipos alemanes estos últimos cursos y es momento de recoger lo sembrado.
Y por último está Inglaterra, la más potente de todas en presupuestos y moneda. El desembarco de jugadores españoles que se inició hace un par de temporadas podría alcanzar su máxima expresión este verano: Amorebieta, Isco, Negredo, Soldado, Villa o Jesús Navas podrían seguir la senda de Silva, Monreal, Mata, Torres, Azpilicueta o Michu, entre otros.
Todo porque la Liga española no va ser capaz de retener a sus grandes estrellas más allá de Barcelona y Madrid. Sólo unos pocos equipos se salvarán de años muy duros, si es que finalmente Tebas se muestra tan valiente como promete y aplica mano dura. El fútbol español, que parecía caminar por encima de todo, se encuentra ahora ante la desintegración total. Llegan años muy duros. Mejor tomárselo con paciencia.