De un tiempo a esta parte, la presencia de la marca Warrior el mundo del fútbol se ha multiplicado. A finales de 2013, ya se anunció que su expansión al terreno de juego sería lenta pero muy ambiciosa y de momento va por buen camino. Con una facturación anual de 1.200 millones de euros, esta marca poco conocida en nuestro continente aspira a ser rival de Nike y Adidas en poco tiempo, y ha decidido empezar su reinado en la Premier League (aunque en España patrocina al Sevilla).
Con permiso de Kompany, Fellaini ha sido hasta ahora el futbolista más mediático de la firma. Un jugador al que las cosas no le están saliendo bien en el United, pero cuya imagen comercial es muy potente. De ahí durante la pasada semana Warrior explotase su imagen para promocionar las nuevas Warrior Glamber de cara al partido contra el Liverpool.
Una campaña que ha tenido su propio impulso también en Anfield, ya que Warrior viste al mítico equipo, después de alcanzar un acuerdo por 350 millones de euros en seis años hace unos meses. Así que la promoción de las nuevas botas se explotó en las dos ciudades de cara al derbi. Un negocio redondo.