Hace dos años, desde el Valencia se criticaba a diestro y siniestro la política que el Málaga, y otros clubes de Europa, habían asumido para hacer frente a las deudas: recurrir a los petrodólares de países como Catar o los Emiratos Árabes. Por aquél entonces, Manuel Llorente lideraba una cruzada personal para rescatar al club sin ayuda de nadie, algo que ya se ha demostrado que es imposible.
En plena crisis deportiva, Amadeo Salvo, actual presidente del Valencia, centra sus esfuerzos en lograr resultados en terreno alejado del deportivo y recurre a la misma fórmula que lo que se criticaba entonces. Durante las últimas, el mandatario ha recorrido varios países de Asia buscando la financiación que le permita reactivar la obra del Nuevo Mestalla. Tanto el club como la Fundación son conscientes de que la única manera de que el Gobierno Valenciano les conceda el aval es logrando impulsar el campo con capital privado.
China y los Emiratos Árabes fueron los países que Salvo visitó. En el primero se reunió con las empresas Dalian Wanda Group y Jinko Solar, las dos empresas que ya invierten actualmente en el club, la segunda de ellas siendo la patrocinadora oficial de la camiseta. Pese a que ambas mostraron su interés en continuar financiando el Valencia, dejaron claro que la construcción del nuevo estadio no es prioritario.
Así que Salvo puso rumbo a los Emiratos, un lugar donde los estadios 5 estrellas brotan constantemente de cara al Mundial de 2022. Es allí donde el presidente dio pasos de gigante y ha logrado desbloquear muchos puntos. Marc Fenwick, el arquitecto del Nuevo Mestalla, ha sido quien ha arreglado más de una reunión entre el presidente y personalidades importantes que estarían dispuestas a financiar la obra, para lo que se necesitan 90 millones de euros.
Tampoco se descarta que el socio para el nuevo Mestalla saldrá de Catar, donde Fenwich también tiene muy buenos contactos gracias a sus trabajos para Qatar Foundation. Los que está claro es que el arquitecto ha pasado al primer plano de nuevo y casi se podría decir que marca la agenda del club, después de ser punta de lanza con Soler pero relegado al ostracismo con Manuel Llorente, el ‘anti-Málaga’, que no consideró prioritario hacer el nuevo estadio sino reducir la deuda. El tiempo dirá quién tiene razón.