La historia de ‘amor/odio’ entre el futbolista italiano, Francesco Totti, y la firma norteamericana Nike, ha dado un nuevo giro tras haber firmado esta última un acuerdo de patrocinio con el actual club del jugador, la AS Roma. Nuestra historia comienza con el debut de la selección italiana en la Eurocopa de Portugal de 2004, y transcurre justo después de que la ‘squadra azurra’ realizase un pobre encuentro frente al combinado de Dinamarca.ç
Cuando se le preguntó por el partido, el italiano quiso escurrir el bulto culpando a las botas que calzó durante todo el enfrentamiento, unas botas que la marca Nike le había facilitado específicamente para disputar la competición: “Me hicieron sentir como si tuviera los pies en arena caliente. Nunca antes me había ocurrido algo así. Tengo dos grandes ampollas en los pies”, sentenció. “Yo quería usar las botas viejas, pero el patrocinador me obliga a ponerme unas nuevas. Tengo un contrato. No se puede hacer nada”.
Como es lógico, aquellas declaraciones sentaron como un tiro a los dirigentes de de la firma, sobretodo porque unos meses antes el jugador había firmado un jugoso contrato de patrocinio por el que se embolsaría 500.000 euros al año mientras el acuerdo estuviera en vigor. Naturalmente, una vez acabado el trato, ambas partes se fueron cada una por su lado.
Sin embargo, a día de hoy, esta turbulenta relación parece que ha dado un giro inesperado. Con el nuevo contrato entre la marca estadounidense y la Roma las aguas han vuelto a su cauce, y es que según las imágenes que hemos podido ver del jugador calzando las botas de la firma mientras entrenaba con el cuadro italiano, parece que finalmente han hecho las paces. Sin embargo, existen ciertos rumores que hablan de una posible marcha del capitán de los ‘giallorossi’ al término de la presente temporada, justo cuando debutará Nike con la escuadra italiana.
Sea como fuere la relación entre el futbolista y la marca no pasa por uno de sus mejores momentos, y aunque a veces hay que dar oportunidades a una relación, muchas otras está condenada al fracaso. En el caso de que haya un ‘divorcio’ definitivo, esperamos que los aficionados no salgan perjudicados, porque son ellos los que siempre acaban pagando los platos rotos.