Como ocurre cada vez que se realiza un gran evento en un país, la sociedad de Brasil comienza a pagar los intereses de aquellos que quieren hacer negocio con un espectáculo que mueve tanto dinero como el Mundial. El primero el Gobierno. Los precios en vivienda, productos y servicios públicos se han disparado, la presencia policial se ha multiplicado y hay quien incluso denuncia acciones represivas para sacar de las principales avenidas de la ciudad a todo aquel que no quede bien en el decorado. Porque el Mundial es un gran engocio y para que nada falle se hace lo imposible, incluso construir estadios saltándose todas las medidas de seguridad pertinentes, razón principal de los accidentes de las últimas semanas.
El Mundial es dinero y lógicamente la mafia también quiere sacar tajada. Pero de todas y cada una de las estrategias que podían tener para lograr inflar los bolsillos, han ido a recurrir a una que parecía extinta en el país latinoamericano y que indigna a la mayoría de la sociedad: la prostitución infantil. Y es que la policía ya detectado varios casos alrededor de los estadios que se están construyendo actualmente (entre niñas y obreros) y, según informa new.com, la policía ya se prepara para una campaña de prostitución con menores durante el próximo Mundial.
Incluso se dan detalles de la estrategia que se seguiría. Las chavalas, procedentes de las zonas más pobres de Brasil, se situarían alrededor del estadio para captar clientes y llevárselos a los moteles cercanos, donde la mafia ya tendría compradas varias habitaciones para esas semanas. Una imagen que preocupa y mucho al Gobierno. Está por determinar cuáles son las medidas que se toman contra las bandas criminales.
