Un penalti a cambio de dinero: el juego sucio en el fútbol brasileño

Un escándalo de proporciones mayúsculas sacude el fútbol en Brasil

El fútbol en Brasil, el país con más Copas del Mundo en su haber, se encuentra en el ojo del huracán. Las recientes revelaciones sobre una red de manipulación de resultados en favor de los apostadores han dejado al país sudamericano en un estado de shock. Esta ‘mafia del fútbol’ ha puesto en jaque la integridad de la competición, especialmente en la segunda división, aunque no se descarta que los equipos de la élite también se vean afectados.

Romario Hugo dos Santos, conocido como Romarinho, se convirtió en el centro de la investigación cuando aceptó un soborno de 150.000 reales para provocar un penalti jugando para el Vila Nova. A pesar de ser apartado del equipo, Romarinho intentó convencer a un compañero para que cumpliera con la tarea. Hugo Bravo, presidente del Vila Nova, destapó el caso al Ministerio Público de Goias, desatando la tormenta que ahora agita al fútbol brasileño.

Afición del fútbol brasileño

Manipulación de partidos y jugadas: un negocio lucrativo para los apostadores

El modus operandi de esta mafia consiste en ofrecer a los jugadores sumas de dinero considerables a cambio de acciones específicas durante el partido, como recibir una tarjeta amarilla o roja, cometer un penalti o favorecer saques de esquina. Las cantidades podían alcanzar hasta los cien mil dólares, dependiendo de la importancia de la acción.

A su vez, los líderes de la trama, como Bruno Lopez de Moura, exjugador de fútbol sala, podían ganar muchísimo más gracias a las apuestas. Así, las casas de apuestas desempeñan un papel fundamental en esta trama. Con la posibilidad de apostar a cualquier hora y en cualquier liga, incluso en partidos ficticios, las posibilidades de manipulación y corrupción son amplias. 

La influencia y peligro de las casas de apuestas

En Brasil, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) se considera víctima de la situación, pero al mismo tiempo obliga a los clubes de la Serie B a lucir en sus camisetas publicidad de Betano, una casa de apuestas. Los clubes de fútbol por su parte, se ven atrapados en esta maraña de intereses y corrupción.

Muchos de ellos ya cuentan con patrocinios de casas de apuestas, y ahora se enfrentan a la posibilidad de que el gobierno de Lula incremente los impuestos a estas empresas. Mientras tanto, los escándalos de apuestas y corrupción continúan destapándose, y la discusión sobre cómo regular las apuestas no se centra en las adicciones o la corrupción, sino en el dinero.

Chelsea